Bellas artes (1970-1976)
1970 Desde el mes de septiembre de 1969 hasta finales de mayo de 1970 estuvo viviendo con sus padres en el Soto de Piedrahita, su pueblo. Se dedicaba a pintar durante el día y a dibujar durante la noche. En Junio de este año aprobó el Ingreso en la Escuela Superior de Bellas Artes de S. Fernando de Madrid, hasta el mes de octubre de 1970 en que comenzó el curso en Bellas Artes.
Ese año fue el definitivo en el que apareció el artista, el buscador de esencias que se fue a la Naturaleza y se dejó invadir de la luz y del color que serían el santo y seña de su vida.
Esta etapa abarca desde el Ingreso en la Escuela de Bellas Artes de S. Fernando de Madrid hasta que terminó en ella y se fue, definitivamente, al Soto, su pueblo, en el Valle del Corneja, a buscar su raíz.
Durante los años que estuvo haciendo Bellas Artes además de aprender el oficio de la pintura y del dibujo, no perdió el contacto con la Naturaleza que había comenzado a pintar (en directo) el 23 de diciembre de 1963.
Díaz-Castilla, en sus comienzos, se presentó a algunos concursos. La primera vez que lo hizo fue en la Tercera Bienal de pintura del Ayuntamiento de Ávila (julio 1970) le dieron el tercer premio.
En el mes de octubre de 1970 expone en Ávila y le vuelve a presentar su amigo Jacinto Herrero por última vez. Esteban Carro Celada escribió un gran artículo en el Diario de León. Sería quien le ayudase al cambio de nombre, de Luciano (con el que firmó sus primeras exposiciones), a Díaz-Castilla, que eran los apellidos de su madre.
Estos años fueron duros. Venía los viernes al Soto y regresaba a Madrid los lunes a las cuatro de la madrugada en un camión que conducía ´su amigo Ángel.
Fue una etapa dura y difícil pero fructífera como ninguna otra.
Pintaba y pintaba sin dar tregua al descanso.
Su trabajo en la Escuela de Bellas Artes lo aprovechó hasta el límite. Iba a ella a horas muy tempranas para hacer grabado antes de comenzar las clases de pintura y dibujo, y al finalizar estas, volvía a grabar. Conserva todas las planchas que hizo en la clase de grabado y, de muchas no hizo la tirada.
Fue una época muy importante de aprendizaje del “oficio de la pintura”.
Por otra parte, como ya pintaba a su manera, y ya sus cuadros iban siendo conocidos en diversas galerías de arte de Madrid. Fue la etapa de su aceptación, por unos, o el rechazo por otros, como pintor.
Como estudiaba en la Escuela de Bellas Artes y no tenía posibilidades económicas para seguir estos estudios, tuvo que comenzar a vender cuadros en diversas galerías de arte de Madrid.
1971 Este año vuelve a exponer en Ávila y el 12 de septiembre en Piedrahíta Necesitaba vender algún cuadro para poder seguir haciendo Bellas Artes, porque no tenía nada sino era lo que iba vendiendo.
Como había llevado cuadros a diversas galerías, un día se encontró en la Galería Karma con Julián Castedo crítico de arte del Diario Madrid y, sabiendo de su necesidad de vender algún cuadro para seguir haciendo Bellas Artes le presentó a María Jesús Ilardia, directora de la Galería Frontera, cuyo propietario era Agustín Rodríguez Sahagún. Díaz-Castilla llevó dos cuadros a esta galería y los dejó un tiempo.
1972/73/74 Pasado un tiempo, y, después de verlos el dueño de la galería. Un día que fue el pintor a la Galería se convenció del valor de su pintura y le ofreció un contrato que el pintor no dudó en firmarlo. Lo hizo con Agustín Rodríguez Sahagún el día tres de mayo de 1972. Este contrato, en principio, fue su tabla de “salvación” puesto que no tenía nada y estaba haciendo Bellas Artes y, para poder seguir sus estudios tuvo que firmar dicho contrato. Pero después, fue su “condena”, por las consecuencias que, a través de los años, supuso el que se llevase tanta obra suya y la “comercializasen” tan mal, aquellos a quienes se la dejó Agustín Rodríguez Sahagún cuando tomó el camino de la política. Dejó la obra que había adquirido durante años en manos de personas que no les importaban ni los artistas ni su obra. Tanto fue así que el mismo Díaz-Castilla les compró un cuadro que él había vendido a Agustín por valor de setenta mil pesetas. Cuando Agustín se enteró que lo había comprado el mismo pintor le llamó para darle el doble para quedarse con él, a lo que el pintor no accedió.
Durante los años que duró el contrato, su marchante hizo varias exposiciones de las que el pintor nunca supo nada ni debía de saberlo, de esta manera podría hacerle, en su día, un nuevo contrato con los mismos precios y durante el tiempo que él quisiera. Por eso el pintor un día escribió: Sentencia: Ser o no ser. Pintar o no pintar. Vivir o no vivir. Cartas. Visitas. Silencios Exposiciones. Venta de cuadros. Despersonalización. Éxitos desconocidos. Fracasos. No saber nada de la obra. Amistad. Desconcierto. Promesas. Publicaciones. Grandeza. Miseria. El precio de una vida. Así se expresaba Díaz-Castilla en ese tiempo. En el año 1973 le hace la primera exposición de dibujo en la Galería Frontera.
1975 Agustín Rodríguez Sahagún le hace las siguientes exposiciones durante el tiempo que fue su marchante, (de las que tiene constancia): en la Galería Espí de Torrelavega, en la galería Thais de Lorca, en la Galería Tantra de Gijón (1975) En este mismo tiempo sucedió un hecho que tuvo para él fatales consecuencias: No quiso aceptar ser director de la Escuela de Ávila que quería fundar Benjamín Palencia. Este rechazo le supuso, por parte de este pintor, un odio y un rencor inusitados que se prolongó a través de los años no solo por su parte sino de sus amigos.
Esta etapa fue fructífera en la creación pictórica, porque dio un salto cualitativo y cuantitativo; no así en la comercialización y difusión de su obra.
Fue dura la terminación de esta etapa porque cuando terminó el contrato con su marchante y se abrieron dos caminos muy divergentes, en la expansión y el conocimiento de la obra antigua, que fueron los cuadros pintados entre 1964 a 1974 que su marchante se llevó. Como éste se dedicó a la política, los que manejaban los cuadros que se había llevado él, llenaron el mercado de estos de tal manera que, desde entonces, serían sus cuadros pintados al comienzo los únicos conocidos, mientras la obra nueva (los cuadros pintados desde 1975 al 2012 que Díaz-Castilla estaba haciendo en aquel momento y no se los dio al marchante, serían para siempre los desconocidos durante muchos años.
En esta etapa se hicieron diez exposiciones.
Terminó el contrato de pintura y finalizó los estudios de Bellas Artes (1975) y se construyó su casa y su estudio de pintura en El Soto.
Con la terminación de los estudios de Bellas Artes y su marcha al Soto comenzó una nueva etapa de su vida y su pintura. De tal manera que no volvió a tener relación alguna con el marchante y comenzó su camino de independencia radical hasta el día de hoy.